Así es, conspiración. ¿Conspiración contra quién?, contra todos nosotros ciudadanos de este país. ¿Conspiración por qué?, porque el segundo con sus medidas atenta contra el empleo y el desarrollo futuro de este país, mientras que La Nación lo apoya, lo acoge y lo justifica.
Las decisiones estúpidas del presidente del Banco Central, junto con los efectos de la crisis internacional, están metiendo a este país en la peor de las recesiones en mucho tiempo, algo que no veíamos desde la crisis de la deuda a inicios de los ochenta. Costa Rica, en este momento, es el único país en el mundo que en medio de la recesión, producto de la peor crisis económica en 80 años, está subiendo la tasa de interés, a contrapelo de lo que podría ser una actuación sensata en el sentido contrario, o sea, bajar las tasas.
El presidente del BCCR se escuda diciendo que "debe controlar las presiones sobre la demanda agregada que producen inflación". Si Guti fuera estudiante de macroeconomía, con esa respuesta habría perdido el curso, no he escuchado una aberración tan terrible de la teoría económica como la de este señor. Lo diré así para que nos entendamos: UNA ECONOMÍA EN RECESIÓN NO TIENE PROBLEMAS DE INFLACIÓN POR PRESIONES DE LA DEMANDA AGREGADA. Este es precisamente el caso de nuestro país. El problema de nuestro país en este momento está en otro lado: el problema es el desempleo, la caída en la actividad económica local, la falta de crédito, la falta de solvencia de la gente para enfrentar sus créditos por el aumento en las tasas de interés, etc.
Y La Nación defiende a Guti, hoy salen en su "valerosa" defensa con un Editorial lleno de tecnicismos creados para enredar. Qué mejor manera de defender a un técnico que esgrimiento argumentos que nadie entiende. Es como para decir: "con esas palabras tan sofisticadas, debe ser cierto". Pero no lo es, algo huele mal en todo esto. Por ejemplo: ¿por qué El Financiero, parte del mismo Grupo Nación, no defiende a Guti, más bien le pide acciones más decididas para enfrentar la crisis y salir del mutismo en el que se encuentra? Algo pasa en Llorente.
Para aderezar el asunto, el Presidente Arias ha salido publicamente y en varias ocasiones, como también señala el editorial de El Financiero, a pedirle a Guti que haga algo, pues el barco de la hacienda pública hace aguas y la única cubeta para desaguar un poco está en el Banco Central, pero el inquilino del edificio sobre la antigua plaza de artillería calla reiteradamente.
Guti sabe que tiene que bajar las tasas y consentir una devaluación un poco mayor, para reactivar la economía y contener la presión sobre la balanza de pagos. Claro, eso perjudicaría a los sectores importadores, los grandes ganadores con Guti al frente del Banco Central. ¿Será que alguien en el matutino de Llorente se dedica al negocio de la importación?. ¿A quién defiende Guti y La Nación en conjunto?. La aparición de un amigo mutuo sería la respuesta a este enigma de la conspiración de ambos.
Mientras tanto, la gente se queda sin trabajo. Una crisis económica atroz recorre el planeta. El desempleo surge como un triste fantasma y con él de nuevo la pobreza. Ni La Nación, ni el presidente del Banco Central tendrán esos problemas, por eso quizás no les preocupan. Al resto sí, pero no somos parte de esa élite de poder que gobierna a complacencia de unos.
4 comentarios:
Mae excelente post... duro y a la cara... pero cierto! y para variar La Nación!
La nazion miente...
La nazion terrorista de la informacion...
2 graffitis que lei en alguna pared...
El problema aqui no es que la nación mienta es que defienda por que le conviene a sus intereses a una persona que tanto daño le esta haciendo al país y a todos nosotros.
Es evidente que la política del BCCR es contradictoria. Se necesita estimular la inversión productiva para fortalecer la producción y el empleo en momentos de crisis. Con las altas de interés que dominan en el mercado financiero, los distintos sectores productivos del país se ven no solo amenazados ante el aumento en el pado de interes por préstamos, sino también desalentados ante el panorama incierto que predomina con el manejo de la política monetaria. Unido a lo anterior, la no flexibilización del tipo de cambio obstaculiza la toma de decisiones de las empresas y se genera un espacio de incertudumbre de lo que pueda suceder en el mercado cambiario.
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