jueves, 30 de octubre de 2008

Oro por Cuentas de Vidrio

Alvaro Madrigal
http://www.larepublica.net/app/cms/www/index.php?pk_articulo=17702

Instalado ya Diego de Gutiérrez a orillas del río Suerre en unas chozas deshabitadas que encontró, impuso al lugar el nombre de Santiago. Eran los finales del año 1543 cuando el flamante nuevo Gobernador hizo saber de su llegada. Don Ricardo Fernández Guardia, insigne historiador costarricense, refiere que una de sus primeras disposiciones fue pregonar que, bajo pena de cien azotes para quien lo irrespetara, todos debían dar a su gobernación el nombre de Cartago y Costa Rica, y no el de Veraguas. Y que advertidos los indios de la clase de bicho que había llegado, corrieron a presentarle sumisión y respeto y a entregarle un obsequio de setecientos ducados en objetos de oro bajo. El gobernador —anota don Ricardo— mostrose generoso y dio a cada señor indio una corona de cuentas de vidrio, cascabeles y otras baratijas. Después, “díjoles por señas que él no había ido allí con más objeto que el de enseñarles el camino de la salvación, preguntándoles de dónde traían el oro. Los indios respondieron que de muy lejos y que lo sacaban de los ríos”.
Lo de Las Crucitas lo hace a uno revivir aquellos hechos acaecidos en la medianía del siglo XVI, repetida regla de conducta entre conquistadores y conquistados, impuesta por el poder dominante de aquellos sobre la ignorancia, el temor y las necesidades de estos. Hoy, cuatro siglos y medio después y aunque parezca inverosímil, hay ciertos paralelismos en las conductas que suscita la llegada de una poderosa empresa en busca de oro a Las Crucitas, un perdido punto de la geografía costarricense donde se acumulan las necesidades espirituales y materiales al lado de depósitos auríferos bajo tierra. Se prometen inversiones, donaciones, empleos y reconstrucción de la Naturaleza a cambio del oro sepulto, para cuya extracción hay que remover millones de metros cúbicos de tierra y arramblar, por supuesto, con lo que está en la superficie. Habrá oro, sí, pero al costo de depredar la Naturaleza.
¿Que son 200 Ha., unas docenas de almendros y 35 parejas de lapas? Idiay sí, pero habrá oro, empleo y donaciones... Por diez años. Luego, Naturaleza depredada con la misma alevosía, premeditación y nocturnidad con que se procedió al emitirse el Decreto Ejecutivo que anuló para el caso una política de Estado en pro de la Naturaleza y declaró de conveniencia nacional la arremetida. Pasado todo, de nuevo los ilusos vecinos víctimas del olvido de los gobernantes. Quizá preguntándose qué les dejaron a los indios aquellas cuentas de vidrio y cascabeles.
No, don Oscar, no se trata de atraer cualquier tipo de inversión extranjera. Tampoco de promover indiscriminadamente la actividad minera. Ni casinos ni depredación de la Sierra Costeña de Osa. Si la ambientalmente descontrolada expansión piñera y la irrupción de grandes conglomerados hoteleros donde el agua escasea provocan las protestas populares, no es porque el país repudie el capital privado; es porque percibe que —como en Las Crucitas— no hay compatibilidad con el proyecto adoptado de país en armonía con la Naturaleza y prometido en campaña por usted.

jueves, 16 de octubre de 2008

Estadio Chino de la Pampa en la Sala V

Tragicomedia reciclable en tres actos. Escenario: Costa Rica en el 2009

César Monge

Ingeniero

Acto primero. Furioso vecino de Alajuela reclama: “¿No han visto la presa en la General Cañas? Ampliar el Santamaría trae más pasajeros y taxis, y empeorará el caos vial”. Su abogado dice que, según jurisprudencia del fallo Sala IV vrs. Estadio, Retraso de Amparo del 2008, “si una obra genera tráfico vehicular, debe detenerse”. Se frenan los trabajos en el aeropuerto hasta que las calles sean de nueve carriles.

Como un dominó, igual suerte corren el muelle de cruceros en Limón, el nuevo puerto de Moín, todos los condominios alrededor de La Sabana, el Ebais de Alajuelita y – ¡ay, Dios!– mi casa nueva, porque tengo carro y afecta el cantón de calles angostas.

Al pintor, pianista y planificador urbano Sáenz se le pregunta cuál es el lugar apto, sin presas, para ubicar el Estadio. No puede mencionar ni uno solo. De repente, un ganadero dona un potrero bien grande en Liberia, donde sí caben miles de carros y futbolistas, a cambio de que al Estadio se le agregue “de la Pampa”. Como era un regalo chino, se llamaría: Estadio Chino de la Pampa. No habría crisis vial, ya que, con la ampliación de aeropuerto de Liberia, se podría ir en avioneta a los partidos de la Sele . Alegres gritos de güipipía son el fin del acto primero.

Acto segundo. Fallo de SalaCuartísima Excelencia: no se puede hacer el Estadio Chino de la Pampa. Según el recurso mencionado, “si una obra modifica algún uso tradicional, debe detenerse”. Tradicionalmente, Guanacaste ha sido un potrero con vaquillas, no hay edificios grandes en los cuadros típicos, sino casas de adobe y la Sele siempre juega bola en el Valle Central. De paso, se suspende la modernización de cualquier aeropuerto.

Desde hace décadas no tienen completos los equipos de aproximación por instrumentos y es tradición tica aterrizar visualmente. Radares, luces, GPS y otros sistemas modernos irrespetarían esta costumbre criolla. Se ordena reabrir terminal en La Sabana, donde mi abuelito veía aterrizar aviones DC3 en una pista de zacate.

Se desaloja al Museo de Arte, pues ese edificio fue creado “originalmente” para aeropuerto, no para exhibir cuadros, y ahora lo más importante es el uso “histórico” del terreno, o sea, el pasado. El ICT ofrece turismo: “Nostalgias del Ayer en DC-3”. Fin del acto segundo en blanco y negro con tangos de Gardel.

Acto tercero. Vecino de Pavas plantea acción legal contra terminal de La Sabana porque las hélices hacen mucho ruido y le duele la cabeza. Los ecologistas plantean otras porque los aviones viejos gastan más combustibles y eso daña el ambiente. Se acogen todos los recursos y se suspenden todas las obras en el país.

La Cámara de la Construcción pone salacuartazo: al no haber obras, se pierden empleos. El fallo ordena al Gobierno hacer obras públicas para que se genere trabajo. Se firma, entonces, concesión para ampliar el Santamaría.

Aquí no va el fin del acto tercero, sino que se vuelve al acto primero con música de X-Files de fondo. Es una obra surrealista, por si no lo habían notado. Si repite los actos 1 al 3 varias veces, le garantizamos que el público, frenético, saldrá pegando gritos en histeria colectiva.

Ni Shakespeare habría creado una trama tan complicada como nuestras leyes.

La Sala Cuarta solo sabe fallar. Es insensato buscar el consenso total, espejismo imposible. La represa del Arenal forzó a dos comunidades enteras a trasladarse. La carretera a Guápiles afectó el comercio por Turrialba, y la nueva vía a Caldera bajará las ventas de las cafeterías en San Ramón. Dios guarde, los ramonenses se enteren de que hay Sala Cuarta.

Vivir en democracia es elegir el beneficio para la mayoría, no convertir a un juzgado en el único poder supremo de la República. Preguntas para los abogados: ¿cómo se detiene esta tragicomedia?, ¿se puede crear una Sala Quinta que cierre la Sala Cuarta?


Tomado de la Nación: http://www.nacion.com/ln_ee/2008/octubre/16/opinion1739116.html