Considerando los datos de los últimos días, sobre el crecimiento de la economía durante el cierre del 2008, era esperable que las autoridades económicas de este país cayeran en sensatez e hicieran lo posible por bajar las tasas de interés. Hoy esperaba un cambio en las tasas, un cambio que le permitiese a la gente tener más posibilidades de acceso al crédito de vivienda para reactivar la construcción en el país, un cambio que hiciera más accesible el crédito para muchos productores, cuyos proyectos se frenaron el año pasado por la escasez crediticia. Esperaba un cambio en las tasas que redujese las cuotas de los créditos y con eso se reactivara el consumo, en momentos en que el sector turístico está de capa caída, con el consecuente riesgo para el empleo en las zonas rurales, y que el sector comercial vive aferrado a lo que queda de la navidad y a la entrada a clases.
Hoy esperaba ese cambio en las tasas de interés y así fue, pero en la dirección contraria a lo que el sentido común dictaba. Hoy el Banco Central anunció que sigue por la senda del suicidio económico, buscando a tientas controlar una inflación esquiva, mientras el mundo se preocupa por el crecimiento de la producción y el como evitar una explosión del desempleo. Hoy el Banco Central anunció que además de la inflación, espera resolver los problemas de balanza de pagos, en un ataque de estupidez impresionante, procurando controlar algo que es incontrolable para un banco central y cuya medida tendrá un costo enorme que se traducirá en muchos más hogares pobres en este país.
Hoy, en medio de la peor crisis económica de los últimos años y con las consecuencias de una lamentable tragedia humana producto del terremoto del 8 de enero, el Banco Central le dijo al país que no buscará la recuperación económica, que no buscará el crecimiento, que no buscará la creación de empleo. Hoy las autoridades económicas de este país marcaron un hito en la historia económica mundial, respondiendo a los signos de un fuerte desaceleración y a las puertas de una posible recesión con la receta contraria, con una subida de las tasas de intérés. Eso fue como tratar de curar el colesterol alto comiendo papas fritas. Increiblemente estúpido.
Lo que el Gobierno logró con la capitalización de los bancos estatales, lentamente lo termina borrando con esta actitud, pues es difícil promover el flujo de crédito a la economía si se sigue subiendo el costo de éste.
Lamentablemente se darán cuenta de su error cuando tengan los datos de pobreza del 2009 en la mano, y sepan así a cuanta gente enviaron a la miseria por su miope visión.
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