Para nadie es un secreto que la provincia menos desarrollada de nuestro país es la de Limón, y para colmo de males, unos cuantos la siguen saboteando y sumiendo cada vez más en la miseria.
La Controlaría General de la República hace unos días no dio su aprobación para que la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva) continuara pagando horas extras a un grupo de muelleros. A estos, se les contrató para trabajar en jornadas de seis horas, pero diariamente laboraban 8, lo cual implicaba que JAPDEVA tuviese que cancelarle 2 horas extras diarias (mismas que se pagan como tiempo y medio).
El pago por jornadas extraordinarias, según la legislación laboral es una figura extraordinaria y excepcional, la cual no puede bajo ningún supuesto consolidarse como una situación permanente, hecho que ocurría en este caso y que así se les había hecho ver a JAPDEVA desde el año 2002.
Entonces, ¿por qué esperarse 6 años para tomar acciones?, o peor aún, ¿por qué tener que llegar al extremo de que la CGR no autorice un presupuesto por presentar el mismo irregularidades?
Pero este punto aunque preocupante, no es el más preocupante, este grupo de personas, que bajo la consigna de un llamado a huelga o aplicando mecanismos como el tortuguismo han hecho que estas irregularidades se consoliden, se presentan ahora como los grandes afectados (por sus propias acciones).
Resulta que esta gente está trabajando una sola jornada de 6 horas durante las cuales aplican, el tortuguismo, esto como forma de presión para que se les vuelva a pagar horas extras.
Como consecuencia, el principal puente de importación y exportación del país se encuentra inhabilitado, las navieras amenazan con no volver a operar en Limón, los bananeros y otros exportadores de productos perecederos se han visto en la obligación de congelar sus productos o asumir mayores costos para que estos sean exportados vía Caldera, se están perdiendo las conexiones de los buques intercontinentales que salen de Panamá, la propia JAPDEVA esta viendo disminuidos sus ingresos, en síntesis la competitividad del país esta en peligro por culpa de unos cuantos.
Lo más triste es que el mayor afectado sigue siendo el pueblo de Limón, su credibilidad se ve entredicho, tanto como sus posibilidades de desarrollo social y económico.
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